La historia de la metafísica coincide con la historia del propio pensamiento occidental. En su sentido más amplio, es el estudio del "ser como tal". Sin embargo, cada una de las doctrinas o momentos de reflexión dedicados a esta investigación ha lanzado nuevas preguntas y ha privilegiado objetos diversos. Descrita en sus orígenes clásicos como una investigación de lo suprasensible que vendría a coronar los esfuerzos de otras ciencias ("momento aristotélico"), las investigaciones metafísicas se convirtieron más tarde en siamesas de la teología y en un conocimiento regulador de los demás ("momento tomista"). Se constituye entonces como un conocimiento autónomo, cuya conexión con la teología consiste ahora en proporcionarle las bases fundamentales ("momento suareziano"). En un primer movimiento de la Modernidad, la metafísica se disocia progresivamente de la teología y se sitúa, desde el punto de vista metodológico, "antes" y ya no "después" de la física, como fundamento de todo conocimiento ("momento cartesiano"). El éxito de la filosofía natural moderna plantea interrogantes sobre los principios en los que se ha basado la metafísica, de modo que la física se convierte en el modelo metodológico de una metafísica que puede presentarse como ciencia ("momento crítico"). Por la asimilación de las otras ciencias al "método experimental", y su incompatibilidad con cualquier conocimiento suprasensible, la metafísica, como área de investigación, pasa a ser vista como una actividad "no científica", es decir, "irracional" o mera "superstición" ("momento positivista"). Con la proliferación de la escuela histórica y su defensa incondicional de la relatividad de todo el conocimiento, incluido el científico, la metafísica se convierte sólo en un artefacto de la cultura, un relicario de opiniones que cada uno de nosotros trae consigo y que, aunque nos sorprendan, no pueden ser objeto de una investigación racional.

Sin embargo, numerosos estudios originales e influyentes en el pensamiento contemporáneo se han guiado por cuestiones metafísicas, algunos para retomarlas, otros para criticarlas, todos, finalmente, para repensarlas. Además del interés para quienes estudian estos temas directamente, la repercusión de estas obras en diversas áreas ­–literatura, lingüística, psicología, derecho, biología, etc.– atestigua que los temas tratados en ellas pudieron inocular la cultura y, en algunos casos, conducirla en nuevas direcciones.

 

El área de la metafísica, como hilo conductor de la propia historia de la filosofía, es por tanto un campo privilegiado para estudiar tanto los orígenes del pensamiento occidental a través del estudio de sus autores más importantes a la luz de su repercusión en la ciencia y la cultura, como el desarrollo crítico de las ontologías contemporáneas y su interacción con otros saberes.

 

Líneas de investigación:

 

Orígenes del pensamiento occidental

Apunta al estudio de los problemas ontológicos en los orígenes del pensamiento occidental mediante la conjunción de temas y métodos interdisciplinarios, centrándose principalmente en la investigación de los sentidos del ser en su desarrollo histórico y en sus relaciones con los conocimientos científicos, políticos y culturales de la época clásica.

 

Ontologías contemporáneas

Apunta al estudio de los problemas ontológicos del pensamiento contemporáneo mediante la conjunción de temas y métodos interdisciplinarios, centrándose principalmente en la investigación del significado de ser como tal, explícito o subyacente al conocimiento científico, político y cultural.